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No son una treintena de episodios aislados, sino más de 130 los miembros del personal estadounidense en el extranjero que fueron afectados durante los últimos cinco años por el llamado "Síndrome de La Habana", según reveló este miércoles el diario The New York Times.
La administración de Joe Biden no ha determinado quién o qué sería responsable de los presuntos ataques, pero las nuevas evidencias reportadas por funcionarios del Pentágono apuntan a que la agencia de inteligencia militar de Rusia, el GRU, probablemente esté detrás de varios casos. Hasta el momento, no hay pruebas conclusivas de ello, y Rusia sigue negando cualquier relación con los hechos.
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En un extenso reportaje que cita varias fuentes gubernamentales, el diario neoyorquino indica que son serias y, hasta el momento, inexplicables las lesiones cerebrales en espías, diplomáticos, soldados y funcionarios norteamericanos.
La creciente cantidad de casos ha generado gran preocupación en la Administración Biden. Y más cuando varios de los afectados sufrieron los presuntos ataques dentro de Estados Unidos.
Al menos dos de los episodios involucran a miembros del personal de la Casa Blanca, uno en 2020 que afectó a un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional cerca de la Elipse al sur de la Casa Blanca, en Washington DC, y otro en 2019, que involucró a una mujer que paseaba a su perro en el norte de Virginia. Ninguno de los afectados había viajado recientemente al extranjero.
Los primeros casos confirmados públicamente se concentraron en China y Cuba y sumaban unos 60, sin incluir a los agentes de la CIA, cuyo total no se ha hecho público. El nuevo balance agrega casos de Europa y otras partes de Asia y refleja los esfuerzos del actual gobierno para revisar más a fondo los incidentes, ninguno de los cuales ha sido reportado en zonas de conflicto y coinciden en determinados "fenómenos sensoriales", como sonido, presión o calor, junto con síntomas físicos como vértigo repentino, náuseas y dolor de cabeza o cuello.
Para su reportaje, The New York Times entrevistó a 20 funcionarios y exfuncionarios de varias agencias gubernamentales que han trabajado en el tema o han sido informados sobre los episodios, muchos de los cuales permanecen clasificados como confidenciales.
Según el periódico estadounidense, la CIA ha formado una nueva célula de trabajo, similar a la creada después de los ataques del 11 de septiembre para cazar a Osama bin Laden, con el objetivo de recopilar información sobre los episodios, cómo ocurrieron y quién es el responsable. La Casa Blanca también quiere estandarizar la notificación de incidentes y mejorar el tratamiento médico para las víctimas.
En un informe publicado en diciembre, y prontamente rechazado por las autoridades cubanas, la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. dijo que un arma de microondas probablemente había causado las lesiones. Algunos funcionarios creen que ese dispositivo de energía dirigida es la causa más probable del "síndrome".
La gravedad de las lesiones cerebrales varía. Pero algunas víctimas tienen síntomas y dolor crónicos, potencialmente irreversibles, lo que sugiere una lesión cerebral permanente. Los médicos del hospital militar "Walter Reed" han advertido a los funcionarios del gobierno que algunas víctimas corren el riesgo de suicidarse.
Mientras tanto, el Congreso estadounidense ha aumentado su presión sobre la CIA. En una reunión a puertas cerradas del Comité de Inteligencia del Senado el mes pasado, los senadores acusaron a la agencia de hacer muy poco para investigar los misteriosos episodios y de mostrar escepticismo sobre ellos, según personas informadas sobre la reunión.
El nuevo director de la CIA, William J. Burns, ha tratado de mejorar la respuesta de la agencia: se ha reunido con víctimas, ha visitado a médicos que han tratado a los oficiales de la agencia lesionados y ha informado a los legisladores.
También ha asignado a su adjunto, David Cohen, para supervisar la investigación y la respuesta médica a los casos. Cohen se reunirá mensualmente con las víctimas y dirigirá reuniones informativas periódicas para el Congreso. La agencia también ha duplicado la cantidad de personal médico que realiza tratamiento y maneja casos de agentes lesionados.
Además, el médico jefe, que había sido criticado por algunos exoficiales por ser demasiado escéptico con respecto a los incidentes y desdeñar algunos síntomas, anunció recientemente su retiro y fue reemplazado por otro doctor.
La CIA también ha reducido el tiempo medio de espera de los agentes afectados ingresados en el "Walter Reed". Ahora son menos de dos semanas.
El Síndrome llamó la atención por primera vez cuando diplomáticos y agentes de la CIA que trabajaban en La Habana en 2016 se enfermaron y reportaron sentir vértigo, náuseas, sordera parcial, lagunas mentales y dolores de cabeza. Las primeras evidencias recogidas apuntaban a ataques acústicos. El Gobierno de EE.UU. decidió entonces retirar de su Embajada en la isla a todo el personal no esencial y sus familias.
Un artículo publicado por la revista The New Yorker en noviembre de 2018 vinculó a Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro y hasta entonces jefe de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, que asesoraba a su padre, con los presuntos ataques que afectaron no sólo a funcionarios estadounidenses sino también a diplomáticos canadienses en La Habana.
El Gobierno canadiense enfrenta acusaciones por intentar mantener en secreto los ataques.
El cubano, por su parte, siempre ha negado que el síndrome exista y se ha burlado de los reportes de prensa sobre el tema. Para el MINREX, se trata de "especulaciones políticamente motivadas".
Episodios similares comenzaron a ocurrir el año siguiente en Guangzhou, China. En octubre del 2020, The New York Times informó que desde 2017, agentes de la CIA que viajaban a varios países, incluida Rusia, habían reportado síntomas similares a los de las víctimas.
"No creo que nosotros como gobierno, en general, hayamos actuado con la suficiente rapidez", dijo al periódico norteamericano el representante Rubén Gallego, un demócrata de Arizona y ex infante de marina que encabeza el Subcomité de Inteligencia y Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes. "Realmente necesitamos comprender completamente de dónde viene esto, cuáles son los métodos de orientación y qué podemos hacer para detenerlos".
Quejas similares han sido hechas por el senador cubanoamericano Marco Rubio, que ha impulsado una ley para ayudar a los afectados.
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