El presidente estadounidense Joe Biden lanzó este martes una exhortación de unidad entre las naciones para enfrentar la creciente influencia de los regímenes autoritarios en la arena internacional, y dijo que los valores democráticos viven en los ciudadanos que luchan en primera línea en países como Cuba y Venezuela.
“El futuro pertenece a los que dan a su pueblo la posibilidad de respirar libremente, no a los que pretenden asfixiar a su pueblo con un autoritarismo de mano de hierro. El autoritarismo del mundo puede buscar proclamar el fin de la era de la democracia, pero se equivocan”, dijo el presidente estadounidense ante el 76 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Biden afirmó que contrario a la visión del autoritarismo, "la verdad es que el mundo democrático está en todas partes".
"Vive en el activista que desafía la corrupción, en los defensores de los derechos humanos, los periodistas, los manifestantes pacíficos en la primera línea de lucha en Bielorrusia, Birmania, Siria, Cuba, Venezuela y en todas partes", aseguró.
La mención a Cuba y Venezuela fue la única referencia a Latinoamérica en su discurso de casi media hora ante el plenario, más reducido que de costumbre a causa de las restricciones de la pandemia.
En su primera intervención como mandatario ante Naciones Unidas, Biden trató de reforzar la posición de liderazgo de Estados Unidos ante los gigantescos retos de actualidad, que van desde la crisis del COVID-19, las urgencias del cambio climático y las constantes amenazas tecnológicas, hasta el influjo político de gobiernos autocráticos como Rusia y China.
"Defenderemos a nuestros aliados y amigos y nos opondremos a los intentos de los países más fuertes de dominar a los más débiles, ya sea mediante imposiciones por la fuerza en su territorio, coerción económica, explotación técnica o desinformación", dijo el presidente, que aclaró que Washington no está pretendiendo crear una nueva Guerra Fría o un "mundo dividido en bloques rígidos”.
Retornando a la idea de la defensa democrática global, Biden consideró que gobernar en función de la defensa de los ciudadanos es la vía para asegurar un futuro común de seguridad y prosperidad.
"No importa lo desafiantes o complejos que sean los problemas a los que nos enfrentemos, el gobierno por y para el pueblo sigue siendo la mejor manera de cumplir con nuestros ciudadanos", enfatizó. "Nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestras mismas libertades están interconectadas, en mi opinión, como nunca antes".
El mandatario afirmó que "el futuro pertenecerá a los que abrazan la dignidad humana" y aseveró que para Washington el uso de la fuerza seguirá siendo "el último recurso, nunca el primero".
"Hoy por hoy, muchas de nuestras mayores preocupaciones no pueden ser resueltas o incluso abordadas por la fuerza de las armas... Las bombas y las balas no pueden defenderse de Covid-19 o de sus futuras variantes", afirmó Biden.
El presidente entró así en el polémico terreno de la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán y también en los roces diplomáticos con un aliado estratégico como Francia, que acaba de retirar su embajador en Washington al quedar excluida de un acuerdo militar entre EE.UU., Gran Bretaña y Australia.
El plenario anual de Naciones Unidas transcurre en un momento de grandes tensiones internacionales y aunque el discurso de Biden se afianzó en la prevalencia de los valores democráticos de Occidente por encima de la concepción autocrática que marca la conducta de otras potencias mundiales, dejó una brecha para la cooperación y la convivencia pacífica.
En cuanto a la batalla contra el COVID-19, Biden instó a los líderes a actuar con mayor rapidez para frenar la pandemia que ha devastado al mundo y ha provocado la muerte de millones de personas.
"Necesitamos un acto colectivo de ciencia y voluntad política. Tenemos que actuar ahora para poner inyecciones en las armas lo más rápido posible, y ampliar el acceso al oxígeno, las pruebas y los tratamientos, para salvar vidas en todo el mundo", manifestó el presidente , que tenía entre sus planes organizar una cumbre paralela sobre coronavirus para presionar en la fabricación de vacunas los países pobres.
"En el futuro tenemos que propiciar un mecanismo para financiar la seguridad sanitaria a nivel mundial", afirmó Biden.
La intervención de Biden transcurrió un día después de que el goberante cubano Miguel Díaz-Canel particicipara en la sesión mediante una conexión virtual desde el Palacio de Revolución en La Habana, y fustigara al embargo impuesto por Estados Unidos como el principal obstáculo para la sobrevivencia económica de la isla.
Uno de las últimas intervenciones programadas en este período de sesiones será la del presidente chino Xi Jinping, a través de un vídeo pregrabado, y se espera marque el contrapeso a la visión del panorama mundial de Biden.
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