El director de cine Fernando Pérez manifestó su creencia en el diálogo como herramienta para conseguir cambios en la realidad cubana, desde la esfera de la cultura hasta la de la política.
"Para que haya diálogo tiene que haber voluntad", dijo el director de películas como Clandestinos, La vida es silbar y Suite Habana.
En una entrevista concedida a Periodismo de Barrio, Pérez explicó cómo fue su participación en la manifestación que se congregó el pasado 27 de noviembre a las puertas del Ministerio de Cultura (MINCULT). También dio el testimonio de lo que allí observó y compartió sus reflexiones sobre el evento, así como su impacto en la institucionalidad y la realidad del país.
“Creo que es un momento de diálogo, incluso con aquellos que han estado excluidos, no solamente por sus posiciones ‘creadoras’, sino también por sus posiciones políticas”, afirmó el realizador, para quien la política cultural tiene que ser abierta y entender que “la libertad creativa tiene que ver con la libertad de expresión. Y la libertad de expresión es libre, o no lo es”.
El cineasta intentó ubicar lo sucedido con el Movimiento San Isidro (MSI) y la protesta frente al MINCULT en el contexto de la tensión que siempre ha existido entre el mundo del arte y las instituciones de cultura, y en general la institucionalidad “revolucionaria” del país. En ese sentido, mencionó la polémica “asamblea de cineastas” que reclamaron se atendieran a sus opiniones cuando las instituciones abordaron la situación del audiovisual cubano.
Pérez lo consideró como un antecedente de lo que ahora está ocurriendo “con los jóvenes cineastas y artistas que reclaman participación y diálogo con las instituciones que, en muchas ocasiones no han estado sincrónicas con la realidad que los artistas jóvenes están viviendo”.
“De ahí surgieron respuestas a ciertos reclamos, como el Fondo de Fomento, el reconocimiento del creador individual independiente. Creo que han sido medidas positivas y señales de diálogo y actualización de procesos de producción que preservan el principio de que el cine es un arte y que, como tal, tiene que ser libre en su expresión”, agregó el director.
En su defensa del diálogo como mecanismo de acercar posiciones, Pérez opta por mantener un equilibrio entre la crítica de lo que ha estado mal y el reconocimiento de lo que ha estado bien en el comportamiento de las instituciones culturales cubanas. En su opinión, el ICAIC ha ejercido la censura, pero no puede decir que sea una institución censora. “Más allá de las circunstancias históricas que puedan esgrimir quienes han justificado su existencia, la censura siempre es la misma: algo que para mí, no debe existir”, explica en la entrevista.
“Defiendo las políticas abiertas que ha mantenido el ICAIC y he estado en contra de las políticas cerradas que ha mantenido en ‘situaciones extremas’. Como me pasa a veces con los jóvenes, que a veces comparto sus ideas y a veces no. Pero defiendo el derecho a que se expresen”, aseveró el realizador de Madagascar.
“Lo importante es mantener las ideas en las que uno ha creído. Y en las que yo creo, no parten de negar que el ICAIC ha enriquecido nuestro cine. Al mismo tiempo comparto, apoyo y me reconozco en las nuevas ideas que traen los jóvenes”, declaró Pérez en la entrevista, mientras reconoció que había escuchado hablar del MSI, pero que la prensa y la televisión cubanas no informaban de ellos.
Por eso, cuando el actor Jorge Perogurría le dijo "yo creo que nosotros debemos ir allá a ver qué pasa”, decidió ir al MINCULT el 27N. “Yo fui sin saber qué podía decir. Imaginaba cuáles serían las reclamaciones de los jóvenes. Y lo que dijeron allí esos muchachos… yo me identifiqué con ellos y con sus demandas. Yo sentí que había algo esencial que une a estos jóvenes en su diversidad y es el derecho a la libre expresión”.
“Después vienen los matices, las posiciones individuales y grupales; pero eso es justamente la riqueza de la diversidad. Y creo que la ‘unidad dentro de la diversidad’ es algo que se ha reclamado hace mucho tiempo, y allí se dio un paso fundamental para, a partir de ese diálogo, conseguirla” afirmó.
Fernando Pérez repite: la libertad de expresión es libre, o no es. Y asegura que se ha tardado mucho en dar respuesta a estos reclamos. “Nuestra prensa no refleja esto, ni la diversidad y complejidad de todas estas cosas. Y existirán criterios diferentes, oposición, pero esos espacios tienen que existir y no se pueden reprimir”.
“Algo que tiene que cesar totalmente son los actos de repudio”, reivindica Pérez. Una reclamación que cuestiona el argumento principal del régimen para justificar estos actos: la supuesta adhesión espontánea del pueblo.
“Los medios de comunicación aquí no han reflejado la totalidad de lo que de verdad allí ocurrió (en la reunión). No se ha mostrado a nadie lo que allí sucedió, las reclamaciones que se hicieron, los que entramos, los cánticos de los de afuera. Se pone una foto fija y los comentarios que se rotulan encima”, criticó el cineasta.
No obstante, para Fernando lo que allí sucedió “fue un primer paso, y para que haya diálogo tiene que haber voluntad de ambas partes”. El director de cine espera que esa voluntad exista en las instituciones de cultura y más allá del ministerio. “Son muchas instituciones las que están emplazadas a dar respuesta a este grupo de jóvenes. Pero también en este grupo de jóvenes diversos tiene que haber una voluntad de diálogo con las instituciones. Yo sentí esa voluntad en ellos a nivel emotivo. Yo los vi allí cantando canciones de Pablo, de Serrat… el himno nacional”, dijo Pérez.
“No se puede dirigir un país como si fuera un campamento, con una sola idea y con órdenes. Y esa es la Cuba que ustedes no quieren, ni yo tampoco”, concluyó el realizador. Fernando Pérez, uno de los cineastas cubanos más lúcidos y respetados, tiene la dignidad de reconocer lo que sucedió el 27N y el coraje de llamar a una reflexión sobre ello.
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