De mis tiempos de reportero para la prensa estatal en la Isla de la Juventud, recuerdo cuando en 1992 me preparaba para una entrevista con el trovador Silvio Rodríguez, quien venía a ofrecer un concierto, parte de su gira por las prisiones cubanas. Ciertos vínculos personales facilitaban el encuentro, cuando un oficial de la Seguridad del Estado me advirtió que “estaba prohibido entrevistarlo.”
Aquel oficial usó un simple argumento: “No te negamos el acceso a la información, será para tu consumo, no puedes publicarla.” Por mi parte, violé la absurda prohibición, publicando mi conversación con Silvio, aunque jamás mencioné su presencia en la Isla y menos aún lo relativo a las prisiones. De todas formas, recibí un sonado responso, extendido al director de la emisora local, Radio Caribe.
Las variantes de tan evidente negativa a la libertad informativa alcanzan su extremo cuando se trata de acciones colectivas disidentes, entonces suele aplicarse, como va siendo frecuente ahora, la consabida “reunión a puertas cerradas”.
El citado procedimiento represivo está insertando sordinas a las trompetas por la libertad, que suenan desde que los muchachos del Movimiento San Isidro fueron desalojados por la policía de la casa del perfomancista Luis Manuel Otero Alcántara.
Al día siguiente, el viceministro Fernando Rojas aplicó la técnica comentada, exigiendo a los centenares de manifestantes elegir solo una treintena de ellos para dialogar, convocándolos a un pequeño local, donde no podían entrar con celulares. Siendo un experimentado parachoques del gobierno, cumplía las exigencias básicas de una reunión a puertas cerradas, incluso el extremo de impedir molestas grabaciones de audio y video fuera de su control.
Días después, el 7 de diciembre, los artistas de la Isla de la Juventud sorprendieron al amplio universo de la causa Cuba, leyendo en una reunión pública una declaración firmada por los miembros de las asociaciones UNEAC y AHS, cuyo texto desafiaba la bien probada estructura de poder, al oponerse “a la violencia como alternativa para dirimir cualquier diferendo entre cubanos”.
La nota enfatizaba que “no será por el camino de la descalificación del otro que avanzaremos hacia un clima de diálogo y respeto mutuo. Dígase la verdad, toda la verdad, desde la perspectiva diversa de los que han participado en estas jornadas de civismo".
Era demasiado el atrevimiento, venido ahora de instituciones fabricadas por el sistema totalitario partido-estado. Se temía además el efecto bola de nieve, porque el rapero Randy Kausa Justa, sus apellidos son González Enamorado, presidente de la AHS en el pequeño territorio insular, había reproducido el escrito en su muro de Facebook.
De no haberlo publicado en las redes sociales, jamás aquel acto de inusual valentía política se hubiera convertido en noticia.
Desde entonces reina el silencio en la ínsula identificada por las crónicas como Isla de Pinos desde 1519, y sus habitantes conocidos por pineros. Las razones de esta omertá política pueden explicarse por los acontecimientos posteriores, debidamente comprobados, aunque faltan los detalles, precisamente por la represión de los poderes públicos.
El primer antecedente ocurrió el 29 de noviembre cuando unos diez jóvenes, liderados por Dayanis Salazar de solo 19 años fueron arrestados en las cercanías del parque principal de Nueva Gerona, cabecera municipal, cuando expresaban solidaridad con los huelguistas de San Isidro. La manifestación correspondía al Partido Autónomo Pinero, creado en 2006 para reivindicar los intereses propios de quienes viven en el aislamiento de una peculiar y doble insularidad.
Aunque el fotógrafo y diseñador gráfico Jaime Prendes, miembro de la UNEAC local, publicó en su muro de Facebook días después-10 de diciembre- que “Hasta este momento, nadie ha sido molestado de ninguna forma en la Isla por dicha declaración”, era de esperar una réplica pesada por parte del poder totalitario. Y así sucedió…
El multipremiado poeta Rodolfo Carballosa, orgullo local según los medios de prensa oficiales, presidente de la UNEAC, fue llamado a La Habana. Los mismo sucedió a Randy Kausa Justa. El fin de semana resultó un difícil pugilato ideológico en la capital, del que ambos artistas salieron ilesos, regresando al terruño sin perder los cargos.
Reinaba una tensa calma en la pequeña pero inquieta farándula pinera, esperando el encuentro que no podía faltar, una reunión con todos los firmantes de la desafiante proclama, finalmente celebrada el 22 de diciembre.
Fueron más de 8 horas bajo el mandato del Partido Comunista, el Gobierno local, los dirigentes nacionales de la UNEAC, el Ministerio de Cultura, así como, insoslayable, la sombra omnipresente de la Seguridad del Estado.
La mañana ocupó a los mandamases en la tarea de ablandar al ejecutivo local de la organización mayor del ámbito cultural cubano y a la tarde, colofón, otra reunión a puertas cerradas, el pleno de los asociados, bajo el juramento de “lo que aquí se hable, aquí se queda”. Libertad para expresarse, promesa de no tomar represalias, imposibilidad de manifestarse públicamente.
Los intentos por grabar audio y video fueron interrumpidos. Después de 4 horas, la resistencia de una mayoría comprometida con lo firmado y leído, acompañó al muy respetado Carballosa, quien se mantiene al frente de la UNEAC en la Isla de la Juventud.
Esta vez la AHS, que agrupa a los jóvenes creadores, no fue oficialmente requerida, tal vez porque sus miembros de mayor relevancia lo son también de la agrupación mayor.
Basta citar los estatutos de esta asociación para entender la situación:
Artículo 2: La UNEAC actúa de acuerdo a los preceptos de la Constitución de la República de Cuba y reconoce al Partido Comunista de Cuba como fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado.
Artículo 8: La UNEAC tiene los siguientes objetivos y fines: 8.1. Objetivos: a) Estimular, proteger, enriquecer y defender la más amplia libertad de creación intelectual y artística. b) Rechazar y combatir toda actividad contraria a los principios de la Revolución Cubana.
Los artistas intentaron congeniar la libertad de expresión con el liderazgo del Partido Comunista. Desde la pequeña Isla, de los pinos y de la juventud, nos comentan que Ahora mismo los 'segurosos'-policía política-están más preocupados por los artistas que por el Partido Autónomo Pinero.
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