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Un diplomático canadiense de alto rango, cuya identidad se mantiene bajo el anonimato, se sumó a la lista de afectados por el "síndrome de La Habana" que demanda al gobierno de su país por tratar el asunto sin la importancia que merece.
El funcionario fue evacuado de la isla en febrero de este año tras presentar todos los síntomas de la rara enfermedad que tuvieron también diplomáticos estadounidenses y canadienses entre 2016 y 2017, según relató el periódico Ottawa Citizen.
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Esta persona antes de ir a Cuba en misión diplomática se sometió a un estudio en el Centro de Reparación Cerebral de la Universidad de Dalhousie, en Halifax, como parte del protocolo canadiense obligatorio para aquellos que van a la isla.
El informe médico detalló que las pruebas de oídos y ojos no se pudieron completar debido a la pandemia del coronavirus y otros problemas, que no se mencionaron.
Antes de llegar a la capital cubana al diplomático se le dijo que no había motivos para preocuparse, que desde 2018 no se reportaban casos confirmados.
“Pensé, entonces las cosas están bien. Han pasado casi tres años desde que sucedieron. No hay ningún motivo aparente de preocupación ", explicó al periódico de Ottawa.
Sin embargo, ya en Cuba escuchó a otros colegas hablar de experiencias similares desde 2018, aunque el departamento de Asuntos Globales de Canadá se negó a reconocer que se tratara de casos confirmados.
Fue así como tuvo la sensación de que el gobierno canadiense ocultaba información sobre la realidad en Cuba y por tanto no era transparente con el personal que destinaba a la embajada de La Habana.
Cuenta el diplomático que el 18 de febrero, a las 8:15 de la mañana, sintió el primer síntoma: un sonido en su oído derecho similar a un timbre, que duró apenas un minuto.
Con el paso de los días aumentaron las molestias y aparecieron otros sonidos distorsionados, presión en el oído, dolor de cabeza y lo que parecía ser una conmoción cerebral, por tanto fue evacuado de la isla y trasladado a Halifax para una evaluación.
En la institución médica no completó la prueba de equilibrio y se apreció inconsistencias en sus ondas cerebrales, aunque al final no se determinó si se trataba del "síndrome de La Habana" y el diplomático espera aún una respuesta.
De regreso en Canadá, el funcionario se sumó al grupo que demanda al gobierno de su país una indemnización de 28 millones de dólares por intentar “barrer las cosas en silencio y seguir como si no hubiera nada que ver".
"Es una tormenta perfecta de privacidad, seguridad e inercia burocrática que se unen para asegurarse de que las cosas no sucedan", declaró.
Por su parte, el abogado Paul Miller, que lleva el caso, sumó la experiencia más reciente al expediente y asegura que no difiere de lo que vivió el resto de sus representados.
"No hay otra explicación para ello, considerando que puede identificar la hora y la fecha del ataque y los síntomas son los mismos que en cualquier otro caso", detalló.
Aunque el gobierno canadiense mantiene el asunto con bajo perfil y el portavoz de Asuntos Globales de Canadá, John Babcock, dijo que “la salud, la seguridad y la protección de nuestro personal diplomático y sus familias es una prioridad", para el abogado Miller “la falta de atención, de apoyo del gobierno ha sido una vergüenza”.
El "síndrome de La Habana" no cuenta con una explicación concisa hasta le fecha, pero los científicos estadounidenses dicen que lo más probable es que sea causado por radiación de microondas dirigida.
Personal diplomático estadounidense de todo el mundo reporta síntomas similares y el más reciente suceso ocurrió en Asia, donde la vicepresidenta Kamala Harris cumplía una visita oficial a Vietnam.
El vuelo que trasladaba a Harris sufrió un atraso de media hora luego que dos diplomáticos estadounidenses fueran evacuados por presentar las molestias consistentes presuntamente con el "síndrome de La Habana", según reportes de medios internacionales.
En julio la Administración Biden reconoció que unos 20 diplomáticos en Viena comenzaron a presentar la misteriosa enfermedad cerebral, según un reporte de la BBC.
El director de la CIA, William Burns, reconoció hace un mes que unos 100 agentes de la agencia de inteligencia estadounidense y parientes cercanos se encuentran entre los 200 oficiales afectados por la misteriosa enfermedad.
El ejecutivo mencionó que existe una "elevada posibilidad" de que el síndrome sea causado intencionalmente y puso el foco de atención en Rusia, como un posible autor, algo que desde el Kremlin han negado en reiteradas ocasiones.
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