El ejemplar gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, aprovechó la clausura del congreso de la Federación de Mujeres cubanas (FMC) para dejar claro que bajo su mandato no habrá tolerancia con la "falta de ética".
Sin referirse a la reciente noticia de la investigación abierta por “graves errores” al ex viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, el también secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) aseguró que su gobierno actúa “en nombre del pueblo y por la unidad de nuestra patria”.
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“Los máximos líderes históricos, Fidel y Raúl, y la dirección del Partido han dado y continuarán dando muestras de un combate frontal, transparente y sin tolerancia contra las manifestaciones de falta de ética y de ejemplaridad de los cuadros”, afirmó Díaz-Canel en su discurso.
Recordando una vez más las palabras del general Raúl Castro en el acto celebrado en enero en Santiago de Cuba, el gobernante convocó a los “cuadros” de la llamada revolución “a meditar cada día sobre qué más puede hacerse para justificar la confianza y el ejemplar respaldo de nuestros compatriotas aún en medio de tantas necesidades”.
“A todos nuestros cuadros los convoco a no ser ingenuos ni triunfalistas, a evitar respuestas burocráticas y cualquier manifestación de rutina e insensibilidad; a encontrar soluciones realistas con lo que tenemos, sin soñar que algo nos vaya a caer del cielo”, orientó el primer secretario del PCC.
En el acto estuvo presente toda la plana mayor del régimen cubano, desde el ex gobernante Raúl Castro, que, según la propaganda del régimen, se mantiene “con un pie en el estribo”, hasta el primer ministro Manuel Marrero Cruz, pasando por José Ramón Machado Ventura, Esteban Lazo Hernández o el ex espía Gerardo Hernández Nordelo.
Ante ellos, las delegadas y todos los cubanos que vieron la clausura del acto político de la organización de masas del régimen, Díaz-Canel se mostró firme en su mensaje de tolerancia cero con la “falta de ética”, como si el rechazo a comportamientos deshonestos de sus dirigentes no fuera parte de lo normal y lo esperable de un gobierno cualquiera.
“Para garantizar las medidas de mayor justicia social posible en el complejo entorno económico actual, para corregir las distorsiones en la implementación de las medidas económicas y enfrentar limpia y decisivamente las tendencias negativas y los crecientes fenómenos de corrupción e ilegalidad que el enemigo histórico de la revolución alimenta con la esperanza de que se desencadene un estallido social, contamos con la voluntad, la dignidad y el valor de las cubanas para seguir salvando a la Patria, la Revolución y el Socialismo con la fuerza invencible del amor de la mujer cubana”, arengó Díaz-Canel en un discurso leído de casi media hora.
Transcurrido apenas un mes de la destitución de Gil Fernández, salpicada de mensajes afectuosos en redes sociales entre el defenestrado y Díaz-Canel, el régimen cubano informó de la apertura de un expediente investigativo al exministro por "graves errores".
A través de un comunicado firmado por Díaz-Canel, responsable "in vigilando" de la limpieza y honestidad de su gabinete, y tutor para más inri de la tesis doctoral de Gil Fernández, el régimen cubano aprobó que el ministerio del Interior iniciara "las actuaciones correspondientes para el esclarecimiento total de las conductas" presuntamente corruptas del exministro.
Según revelaron fuentes cercanas a la familia de Gil Fernández, este podría estar bajo custodia policial, detenido a la espera de que la Fiscalía instruya su caso. Tratado por la propaganda como un caso aislado de corrupción, con el cual habrá mano dura, la sociedad civil cubana recela de la información oficial y considera que la defenestración forma parte de una maniobra de "control de daños" de un régimen que se tambalea por mucho que pretenda apuntalar el terror entre sus "cuadros" haciéndoles firmar amenazantes "códigos de ética".
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