El senador cubanoamericano Marco Rubio rechazó las observaciones de un informe de inteligencia de Estados Unidos que descarta que el conocido como "Síndrome de La Habana" fuera causado por un agente extranjero o por el uso de armas emisoras de ondas de energía.
“Me preocupa que la Comunidad de Inteligencia concluya de manera efectiva que el personal de EE.UU., que reportó síntomas de AHIs, simplemente estaba experimentando síntomas causados por factores ambientales, enfermedades o condiciones preexistentes”, señaló el político en un comunicado.
Para Rubio, el asunto deja todavía muchas incógnitas sin resolver y los investigadores parecen “apresurados” para llegar a una conclusión sobre los Incidentes Anómalos de Salud (AHIs, por sus siglas en inglés) que afectaron a más de 1,000 funcionarios estadounidenses a lo largo del mundo.
“Como he dicho antes, algo sucedió aquí y solo porque no tenemos todas las respuestas, no significa que no sucedió. No aceptaré que todos estos casos reportados fueron solo coincidencias. Seguiré trabajando sobre este tema hasta que recibamos explicaciones reales”, afirmó el vicepresidente del Comité Selecto de Inteligencia del Senado de EE.UU.
Si bien la nueva evaluación no desmiente el llamado Síndrome de La Habana, sí afirma que tras varios años de investigación los expertos concluyeron que era "muy improbable" que un adversario extranjero como Rusia fuera responsable de los síntomas descritos.
El informe final de los servicios de inteligencia concluyó que los expertos médicos no podían atribuir los síntomas a una causa externa distinta de una afección preexistente o de factores ambientales, incluidas afecciones como conductos de aire obstruidos en edificios de oficinas que pudieran causar dolores de cabeza.
Asimismo, el panel de expertos también puso en duda una causa psicológica, y alegaron que "los factores psicosociales por sí solos no pueden explicar las características principales, aunque pueden causar algunos otros incidentes o contribuir a los síntomas a largo plazo".
Los analistas que examinaron grupos de casos reportados no encontraron ningún patrón o conjunto común de condiciones que pudieran vincular casos individuales; y tampoco hallaron pruebas ni datos de geolocalización que indicaran que un adversario había utilizado una forma de energía dirigida, como ondas de radio ultrasónicas.
En un comunicado, el director de la CIA, William J. Burns, dijo que respaldaba totalmente las conclusiones del informe, desarrollado por analistas que habían llevado a cabo "una de las mayores y más intensas investigaciones de la historia de la Agencia".
No obstante, aclaró que "estos hallazgos no cuestionan las experiencias y los problemas de salud "reales" que el personal del Gobierno de EE.UU. y sus familiares han denunciado mientras servían a nuestro país".
“El Comité de Inteligencia del Senado continuará con nuestra revisión independiente en curso sobre los Incidentes Anómalos de Salud y tomará medidas para garantizar que los oficiales afectados por estos incidentes reciban atención inmediata e integral como lo exige la ley”, aseguró el senador Rubio.
Por su parte, el congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart fue más allá y consideró que el informe de la Comunidad de Inteligencia estadounidense forma parte de la estrategia de la administración Biden para iniciar un nuevo cambio en las relaciones con Cuba.
“La administración Biden ha pasado los últimos dos años buscando formas de apaciguar y otorgar concesiones al régimen cubano. Este informe es un adelanto descarado de la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, una medida en la que esta administración ha estado trabajando desde que asumió el cargo”, señaló Díaz-Balart.
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